El azul representa cielos magníficos, aguas cristalinas, tranquilidad absoluta. El amarillo representa los campos interminables, los girasoles en flor, la alegría de vivir. Azul y amarillo, coloreando la esperanza de días más radiantes.
Mundialmente conocida, con una de las marcas de porcelana más prestigiosas, la Fábrica de Vista Alegre fue creada por José Ferreira Pinto Basto a principios del siglo XIX para la fabricación de porcelana, vidrio y procesos químicos.
En 1812 el empresario adquirió la Quinta da Ermida, situada en Ílhavo, a orillas de la Ría de Aveiro, una terreno rico en minerales, barro y arenas blancas, indispensables para la producción de cerámica, y poco después acabó por comprar las tierras circundantes. En dichos terrenos se incluía la Quinta da Vista Alegre, donde ya había un palacio, una capilla y varios edificios, y fue en este complejo donde Pinto Basto puso en marcha su planta de porcelana. En 1824, llegó el decreto real firmado por D. João VI, y, cinco meses después, recibió el título de Real Fábrica de Vista Alegre.
Visitar la Fábrica de Vista Alegre es entrar en un mundo que guarda los secretos de la fabricación centenaria de la porcelana más internacional de Portugal. Recorre el espacio y sigue todo el proceso de creación de algunas de las piezas más emblemáticas de la porcelana portuguesa, desde la composición de la mezcla hasta la cocción final.
Ven a conocer la escuela de pintura que, a lo largo de la historia de la fábrica, ha sido fundamental tanto en la formación de muchos jóvenes artistas como en la preservación de la tradición de excelencia.
En el área de Manufactura, puedes presenciar por qué la técnica de pintura a mano marca la diferencia en Vista Alegre, siendo esta una de las pocas industrias que sigue teniendo mano de obra especializada y calificada trabajando en exclusiva para la producción de sus prestigiosas piezas. Además de la excelencia de la pintura a pincel, ven a comprobar la modernidad tecnológica de la producción de la fábrica, siguiendo una tendencia que, desde finales del siglo XIX fue decisiva para mantener a Vista Alegre a la vanguardia de los métodos de producción y diseño de porcelanas.
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