Espacio cuya historia se cruza con la historia del país, el Mosteiro de Santa Cruz, en Coimbra, fue fundado durante el reinado de D. Afonso Henriques por un grupo de doce religiosos de Santo Agostinho.Esta comunidad monástica fue, de hecho, la casa monástica más importante de los reinados de la primera dinastía y marcó un periodo fundamental en la formación de la identidad de Portugal, contribuyendo para la afirmación política de Coimbra durante la fundación del reino.
D. Afonso Henriques fue siempre una figura presente en la vida del monasterio, y acabó escogiendo este espacio como el lugar de su sepultura, como también hizo algunos años después, su hijo, D. Sancho I. En los siglos siguientes, Santa Cruz se convirtió en sede de un gran territorio eclesiástico y firmó así su reputación como centro cultural e intelectual del reino.
La creciente importancia del monasterio le ha provocado tantos retoques que hoy en día poco queda de la construcción románica original.
La principal, la que le dio al edificio su aspecto actual, data de la primera mitad del siglo XVI, cuando D. Manuel, preocupado con la dignidad de la última residencia de los dos primeros reyes de Portugal, se encargó de patrocinar una campaña de obras que debía enriquecer tanto el exterior como el interior.
En 2003, fue clasificada Panteón Nacional, así como el Monasterio de Jerónimos, en Lisboa.
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